Serían las 21.00 h cuando llegó el fontanero, cargado con la herramienta... al viejo estilo. Luego apareció el gato, inquieto, pendenciero.
Durante las pruebas de sonido, sin querer, de una revista post-moderna surgió una diseñadora de moda con una chupa verde, que indicó con soltura que solo le interesaba la cultura, y todo lo demás en general. Mientras, apoyado en la barra, Joey Ramone simulaba no hacer caso a nada, aunque en realidad no perdía detalle de todo lo anormal.
Serían las 22.30 h cuando Carámbano, junto a cuatro mil millones de personas, comenzó a destilar. Ansioso, febril, tiritando de frío, animal, pero con calma absoluta, consciente de su esencia de hielo azul, blanco o transparente, de paciencia.
Palmas, sonrisas, ojos expectantes.Suplicantes.
Palabras entrecortadas por seis cuerdas de guitarra, o de contrabajo, una palabra amarrada y bailando sin piedad entre esa dulce (o salada) cordura, atenazada por tanta locura.
Cosas guardadas para ti, entre lluvias que llueven sin querer, pero que acaban por empaparte quieras o no quieras, que acaban por empaparte todo entero, hasta el alma, al anochecer.
Y en un descuido, un beso bibliotecario e infantil... que sabe a Nerudas o a Shopenhaueres, o a otros misterios que se asoman detrás del atril..
Un escritor que escribe y escribe sin parar, y sin acabar de nacer del todo, aunque le pese para siempre. Sin estar del todo, pero tampoco ausente.
Una buena conversación, o dos, cervezas y patatas fritas con sabor a limón. Una fotografía. Y el gato se encarama en el sillón.
Y a Stefano se le caen las palabras: Ha sonado genial -dice-, profesional, intenso. y cálido, como un pecho con corazón
incluido!... en un descuido (del corazón).
Un buen comienzo, siempre es un buen comienzo. Mientras un diminuto y dormido mp3 (fundido en negro) graba 1 hora 28 minutos y 35 segundos de nuestra vida, para siempre. En castellano, vietnamita o en inglés.
Y al volver a casa, como de costumbre, el gato ronronea y sonríe. Abracadabras. Llevándose, tesoro precioso, en una pata una imagen... y mil palabras.
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