viernes, 5 de febrero de 2016

Jitanjafora o acertijo



Era jueves. No podía ser de otra manera, como ya te conté hace ya algún tiempo los jueves no existen. Y el mundo desapareció y se convirtió en una cueva. Una cueva de espejismos, sensibilidad y comunicación. Entre gotas. Entre gatos.

… Y en la Sala Tarambana un misterio se desveló, entre cortinas de teatro con ranuras cenitales aparecía y desaparecía mi amiga Ana, con su sonrisa y su razón. Y se ataba y desataba. Y recitaba. Y trasnochaba. Y soñaba y se tumbaba como se tumba una muñeca en la cama del salón.

Como ya alguna vez te conté, y por ello vuelvo a recordar, yo siempre pensé que un Carámbano tiene voz de mujer, como todo. La vida también. Interpretación ingeniosa a modo de Nuria Espert.

Y las notas volvieron a volar entre azules celestes, ocres nerviosos o verdes verde-mar. Textos con acento extranjero pero cercanos como un amigo, o un familiar sin carnet de identidad.

Y un extraño señor que no hablaba y que con un botón dominaba la luz del sol, y de la luna y las estrellas, y de todos los planetas conocidos o aún por desconocer. Y todos ellos con una escalera lateral perpetrada, que conducía como un paso clandestino a una caja de sonido para hacerla vibrar, o bailar con ella, como sin querer.

Varios huecos en la platea que se llenaron con un par de ejemplos y un corazón.

Solo faltó un casco de minero con olor a mina de lapicero, y también un poquito a mar.

Y el jueves que viene vuelta de nuevo a empezar. Círculos Mágicos Viciosos, con cabeza por caparazón.

A modo de contraseña mágica para atravesar una puerta. A modo de acertijo o jitanjafora, os cuento un secreto: cuando todo quedó a oscuras y en silencio. Cuando ya todo el mundo desapareció, desde el almacén habló un gato, un gato que maulló la última canción de palabra mágica como un abracadabra sincero: TarambAnArakistain.

… y como él me lo pidió, de repente ahí está. Como los deseos que se cumplen, como los sueños de verdad, con la única condición de recitar una sola palabra mágica. Una palabra escogida entre todas las palabras del mundo inventadas, o por inventar.

Acertijo, Contra-Seña o Jitanjafora

Abracadabra

O

TarambAnArakistain



El gato habló antes de irse a dormir.


domingo, 10 de enero de 2016

Habla un gato


¿Carámbano?

Entre maullidos descubro que Carámbano no era solo una palabra. Carámbano era un gesto, un mohin, una manera firme de ver la realidad. Y no me deja de sorprender. Y eso que a los gatos no nos sorprende nada.

A Carámbano le dejé postrado en un Servicio de Señoras, de eso hace mucho tiempo, postrado allí como el que se postra ante un altar catedralicio de las Catedrales del Mar. En mesa sacra con sacras intenciones textuales.

Y Carámbano engatusó, porque Carámbano también es un gato de hielo, a las personas que confiaron en él. Y de repente, como milagro o como sin querer, a Carámbano le salió voz de mujer, posiblemente Carámbano era una mujer, como casi todo, y por ello Carámbano ahora tiene voz de mujer, entre SEIS cuerdas vocales, a veces CUATRO.

Y un contrabajista, o un percusionista… y todas las bandas del mundo que en biblioteca de amor siempre han de sonar. El acordeonista vuelve a sonreír, a pesar de sus dientes amarillos.

Ahora llueve, llueve sin querer, la única manera posible de llover. Es 2016, y en Carabanchel regresan las gotas heladas, las notas heladas de un Carámbano que se olvidó de existir durante un tiempo ilimitado en aquel Servicio de Señoras. Ahora llueven todas esas cosas que guardé para ti.

Un lujo es que de nuevo en aquel hospital olvidado las enfermeras vuelvan a acribillarme a balazos, aunque ahora sea 2016, un lujo es que de nuevo esas enfermeras vuelvan a comerme el corazón, porque también lo hacen sin querer.

Carámbano, como el horizonte, como el límite, como el tiempo o el espacio no es fácil de enjaular, ni siquiera de comprender, de ahí aquello de saborear metáforas líquidas de fresa, naranja o de dulce sabor a limón. Carámbano es un helado para todos los niños y niñas del mundo, que tras desenvolverlo de su papel descubren la golosina perfecta del mundo, sobre todo porque es la golosina que en este preciso instante tiembla entre sus manos infantiles.

Al escritor, siempre le pesará para siempre eso de tener que escribir, pero imagina, sobre todo lo imagina cuando no quiere ni tiene ni puñeteras ganas de imaginar, que seguirá escribiendo para siempre.

Todo merece la pena de alguna manera. Todo.

Habla un gato.





CARÁMBANO EN TEATRO. SALA TARAMBANA FEBRERO 2016

Carámbano. Poética en Clave de Blues.
Ya encontró en fin el adecuado donde gotear.

....
 Jueves 4-11-18-25 de Febrero  21.00 Horas.
SALA TARAMBANA
 


viernes, 7 de agosto de 2015

Carámbano levantó la cabecita, creo, en el trastero de las cosas guardadas

Treintaytrés! Hubiera gritado el señor Celsius un día como éste hace un porrón de años. Sin que médico alguno se lo mandara.
Es que un día como éste es mal día para llevar de paseo a un niño, a un abuelo, a una muela, y a un carámbano también.
Así que el trozo de hielo mitológico brillaba por su ausencia, aunque enseguida vino a sentarse a la mesa, digamos su esencia. Gotitas de agua ligeras como nubes empezaron a llorar desde arriba, desde el emparrado. Mojando a una que otra espalda, que no se dieron cuenta de ello hasta el final de la reunión.
"Para la siguiente me traigo un champú". Es buena idea. Y una sudadera.

En la reunión informal, en forma de rombo huérfano de un lado, llovió, sin querer. Llovieron emociones y lágrimas de acordeón. Llovieron sonrisas y risas, a mansalva. Llovieron sueños, recuerdos, llamadas telefonicas entre mudos y sordos, llamadas no respondidas o nunca recibidas.
Canapés, llovían uno tras otro, con acento brasileño.

Ocurrió ayer, en una terraza a dos manzanas del muro de las trece rosas, a un paso del templo de las ilusiones.
En el cruce de santos y santones.

Listos para el viaje, se envolvieron los sueños en papel albal.
Listos para el viaje, empezamos a viajar nuestros viajes transparentes, con una voz en off, profunda y cálida, como guía de un mundo donde solo se nos permite entender algo, y donde algo no lo entiende nadie. Ni el brasileño ese de los canapés, ni un pastor alemán.

Carámbano. Curiosa palabra...

Carámbano levantó la cabecita, creo, en el trastero de las cosas guardadas.
Levantó la cabecita, se dió un masaje al cuello , maltrecho, luego volvió a descansar.
Y dijo:
"Demasiado calor todavía. pero un día de éstos, me despertaré. Entre lluvias ocres y azuladas."



sábado, 14 de diciembre de 2013

Carámbano apareció en un baño de señoras un 14 de Noviembre



Carámbano apareció en un baño de señoras un 14 de noviembre. Hacía frío y las calles nevaban hojas de árbol, sin ojos nevados. Recordó a Aqueo de Eretria, entre baldosines blancos y juegos de silbidos de viento. Todo estaba oscuro azulado. Todo comenzó a destilar teatro puro, teatro de aquel que ya apenas recuerda nadie.

Stefano pasó cerca y, sin querer, olió a teatro detrás de su nariz resfriada. Hacía frío y en las calles bailaban miles de hojas de árbol que nevaban silbidos de viento, en una ventana de un baño de señoras.

Nos pusimos a pensar. Curiosa palabra. Curiosa manera de pensar el tiempo. Después Carámbano se puso, frenético, a estudiar todos los textos de todos los autores clásicos, que alguna vez hubieran soñado con carámbanos descolgados de las nubes.

Y en ello está.

Después, de un perchero colgaba un eclipse.


(J + S, diciembre 2013)




sábado, 16 de noviembre de 2013

Y decían que los jueves no existían...




A La Paca llegó un gato que se subió encima de la mesa. Ocurrió la otra tarde. El gato observaba como varias personas se escondían detrás de él. Movió el rabo.

Allí nadie sabía hablar francés. Bebían champán. Murmullos en un acogedor saloncito con estilo. Movió el rabo.

Más murmullos.

Voy a hacer una lista de todas las cosas buenas, en francés. Es para el mercado.




-          Una explosión de luz.

-          Una bombilla que abrasa mano que la retuerce.

-          Una armónica que espera ser interpretada en vagabundo silencio.

-          Una persiana que no cierra.

-          Un manillar de bicicleta que lo impide.

-          Dos o tres soluciones.

-          Unas gotas de agua que se convierten en olas de mar.

-          Una demostración científica que atestigua que un principio bien puede ser un final, o viceversa.

-          Una muchachita tocada en boina que fotografía la escena.

-          Un eclipse de gato

-          Una intención de tener prisa, sin llover.

-          Una sana intención.

-          El nacimiento de un carámbano embrionario.

-          Dos o tres besos.

-          Una barra, de bar o de lápiz de labios, donde hablar.

-          Una metáfora escondida.

-          Una metáfora escondida que aparece en un baño de señoras, varios kilómetros más allá.



Y decían que los jueves no existían, con la de cosas importantes que pasan los jueves.

Ahora llueve.


Merci Beaucoup, madame Paca.


(J + S, noviembre 2013)



Fotografía de Sára Morales









miércoles, 13 de noviembre de 2013

Entrevista informal... lo normal (Segundo acto)


Javier del Sastre Alonso está sentado frente a su biblioteca.


Yo aprovecho, como en venganza amistosa y con sonrisa irónica, de quien bien le conoce, a devolverle ciertas preguntas a las que me debía respuesta. De puntillas.

Los libros perfectamente ordenados, respiran cada centímetro cuadrado de oxígeno al que puedan  aspirar en aquella extraña biblioteca. Biblioteca como un pasillo. Biblioteca como tubo extractor de aire acondicionado. Sin condición.
Los libros arropan, susurran historias al oído, pasando a su lado.


Le pregunto, despacio:

Hola Javier. Contesta libera-mente a estas cuestiones.


Stefano Presi: Los libros hablan. Tienen voz distinta, de mujer, de hombre? Los libros se pueden escuchar ?

Javier del Sastre: Los libros. ¿No podías haber empezado de otro modo?. Con ello se dice todo, o nada. Ya nos podemos ir. Los libros son mi padre y mi madre, y los tuyos  también. Los libros son hermafroditas. El libro es atreverse a soñar. Es el principio de los sueños, y de todas las cosas, un hilvanar de hojas de papel de pájaros de papel. Si te apetece tienen voz. Si te apetece son un verdugo. El libro perfecto es aquel voluminoso ejemplar cuyas páginas están en blanco. Los libros huelen bien. No olvidemos que el olfato es el más sutil y creíble de los sentidos inventados.


S.P: Carámbano.  A qué huele un carámbano?

JdS: Carámbano es agua. Carámbano es incoloro, inodoro e insípido. Para tratar de buscar el olor de Carámbano te tienes que acercar, escuchar, sentir y olfatearle, como los perros a las perras vagabundas.


S. P: Poética en clave de blues. Porqué blues?

JdS: Esa es una respuesta que solo tú puedes proponer. Carámbano se enroscó en música de blues, y le sienta muy bien. Como traje de buzo ideal. Yo no entiendo de blues, tampoco. No sé que responder, yo solo soy el dramaturgo.



S. P: Carámbano. Poética en clave de blues y la mirada de un gato. Argumentar.

JdS: Carámbano existe. Carámbano es capaz de resucitar cada día, también de resucitar a los muertos, a su antojo. Carámbano anda sobre las aguas sin dificultad alguna. Carámbano es todas las respuestas a todas las preguntas. Carámbano es preguntarse lo que nunca te habías atrevido a imaginar. Carámbano hace convertir lo sólido en líquido y viceversa. Carámbano son tres personas en una, Stefano, Javier… y un gato. Carámbano empieza a darme miedo. Pensando en la de veces que huí, siendo un chiquilindrín, de sombras teologizantes y ahora me parece andar envuelto en religiones. Religión echa a machetazos de poesía. Eso sí.


S. P: A qué huele cuando llueve?

JdS: La lluvia huele a lluvia cuando llueve por todas partes. La lluvia huele a mujer recién duchada. La lluvia huele a travesura de las nubes, mientras nos hacen fotografías de cristal, que todos nos difuminamos un poco en ellas. Como fotografías de los sueños. La lluvia huele a llegar  tarde y no importarnos.


S. P: Qué pasaría si hiciéramos un hueco muy profundo, muy profundo en la tierra? Si viajáramos hacia su centro... o incluso más allá.

JdS: Ufff, esta es para Julio Verne, o para su colega Cortázar. Supongo que además de cansarnos mucho no creo que encontráramos nada demasiado interesante. Yo creo que los  recónditos lugares se pueden hallar detrás de las cortinas del salón, entre los cubiertos  desordenados del cajón de la cocina, dentro de unas medias de mujer arrugadas o en la escalera de tu casa, entre el segundo y el tercer piso. Sin ascensor.


S. P: Ahora fíjate en las arrugas del palmo de tu mano. Describe la escena que ves.

JdS: ¿Te refieres a las líneas de la palma de mi mano? Parece que hablas en alemán. Nada. No veo nada. Dos manos sucias. También surcos de arado tipográfico.


S. P: Se puede escribir con los silencios?

JdS: El silencio tiene que estar afilado adecuadamente. Para ello se necesitan dos manos, una ventana entre abierta y un gran Saca-puntas de silencios con la cuchilla sin estrenar. Cuando todo ello se conjuga, creo que las mejores palabras para las mejores historias del mundo se escriben con los silencios.


S. P: Qué piensas del alemán?

JdS: Sin entrar en pormenores acerca de la Literatura alemana, a la que amo profundamente. El alemán es el idioma perfecto. El paradigma de la incomprensión correcta. Me gusta hablar en alemán, como a ti.


S. P: Las nubes. Qué sabor tienen?

JdS:Las nubes son trenes de vapor. Las nubes viajan por encima del tiempo. Es como aquel que se disponía a embarcar cierta vez en un tren en la estación de Kingston en 1890, y por error embarcó en una nube. Pues aquel tipo puedes ser tú mismo. Las nubes deben saber a vías de tren. O a vapor.


S.P: Hazte una pregunta, y contéstala tu mismo.
JdS: ¿Capital de los sueños de marfil?
JdS: Ouadagoudoú, creo. Un lugar cerca de la costa de la costa del marfil. Se nos hace tarde.


(J + S, noviembre 2103)




martes, 12 de noviembre de 2013

Entrevista informal... lo normal



Entrevista a Stefano Presi. Guitarra, armónica y arquitecto de sueños.


Estoy al lado de Stefano, no tiene su guitarra al lado. Creo que es una persona que tiene muchas  cosas que decir. Creo que es una persona que tiene muchos silencios que contar con los dedos de sus manos. Aprovecho el momento y le hago una entrevista. Sin guitarra.

Entrevista con preguntas y respuestas… lo normal.



-        Cierra los ojos. Dime 5 palabras.

-      A modo de escritura semi-automática, dibuja un poemita con ellas, de no más de 5 semi-  automáticas líneas.

-        ¿Por qué crees que Carámbano es azul, blanco o transparente?

-        ¿Por qué crees que los abrigos de los niños son verdes?

-        ¿Qué crees tú que son los colores?

-        ¿Y la luz, qué es?

-        ¿Crees tú que se puede emplear la luz para escribir a modo de lapicero?

-        ¿Y hacer música a oscuras?

-        ¿Dónde vive Carámbano?

-        ¿Dónde  vive Stefano Presi?

-        ¿En qué lugar se encuentra, a tu modo de sentir, el punto de compatibilidad de las cosas?

-        Imagina un mundo sin música. Desarrolla la idea.

-        Las olas del mar, cuando se van. ¿A dónde crees que van?

-        Abre los ojos de nuevo. ¿Carámbano existe?

-        Un lujo lujurioso.

-        Para terminar hazte una pregunta, y responde lo que te parezca.


A las olas del mar lo que más les gusta es llegar a alguna playa.
Chocar con las rocas no les gusta, me lo revelaron un día, o una noche, no me acuerdo.
Cuando encuentran las rocas se ponen muy pesadas, y gritan, y patalean, hasta escupen de rabia.
Me dijeron que lo que les gusta es destenderse sobre una cama de arena.
Llegan muy cansadas, sabes?
Tras navegar entre barcos y ballenas, entre pulmones de delfines y minerales de coral.
Cuando llegan a la playa sólo les apetece descansar.
Y se hunden.
Y se depositan una encima de otra, debajo de infinitos granitos de vidrio.
Y esperan. Esperan a que un niño cargado de sueños, con su pala amarilla, vaya a buscarlas allí al fondo. Entonces las olas se ponen muy contentas.
Es aspiración de toda ola ser castillo, mansión, pista, o por lo menos montaña que cubre un par de pies descalzos.


Vivo en mi casa. o mejor, vivo mi casa.
Me gustan las casas.
También me gusta que la gente viva su casa, que no es lo mismo que decir que "la gente habite su casa".
Vivir, es mucho más complejo que habitar.


Nunca antes de este proyecto, había pensado en un carámbano. Supongo que le pasa a mucha gente. Uno no anda por la vida pensando que la vida sea en realidad como un cono invertido de hielo goteando.
De hecho ni sabía lo que quería decir esa palabra.
Cuando Javier del Sastre me habló de ella pensaba en una palabra inventada, y me gustó.
Luego me explicó su significado, y empecé a entenderlo todo. Poco a poco.
Ahora, mientras escribo, sigo dándome cuenta de cosas , cosas importantes.


Me imagino un carámbano azul, o blanco. Quizás de igual.


Carámbano realmente es un trozo de hielo, y todo lo que aquello conlleva.
Carámbano refleja las cosas del mundo.
Un carámbano también reflexiona sobre las cosas del mundo.
En ese sentido puede tener todos los colores que se puede imaginar.
Lo que yo puedo ver turquesas, otro lo puede percibir de color rojo, y llegar a gotear sangre.


Los colores. no sé.
Pero me gustan. Algunos más, algunos menos.


La luz.
La luz nos permite vivir, y hace que no veamos tantos fantasmas que por la noche habitan el techo de todas las habitaciones. Que no dejan dormir.
La luz crea el espacio.
La luz es volumétrica.
La luz tiene mucho genio, tiende a escaparse y meterse por todos los rincones. Si consigues domarla, te puede hacer muy feliz.


Sin duda.
Escribir, dibujar. El fin es lo mismo.
Cuando escribo también dibujo, es una especie de necesidad, por el miedo de no hacerme entender.
Escribir con rayos de luz. Estoy en ello, pensando en recuperar un método de los años 20, de Man Ray.
Escritura semi automática con luz. La llamaba rayografia.
O tipografía. O caligrafía...
Tampoco hay que darle mucha importancia, ni monumentalidad.
No es ningún oráculo que adorar.


"Un carámbano es un pedazo de hielo, pero es otra cosa".
En realidad es una metáfora, metáfora sólido-líquida.
Un carámbano está allí, donde seamos capaces y queramos verlo.
De hecho llevaba viviendo en mi trastero mil años, y yo, sin darme cuenta...
Pero vamos.
También hay que quitarle importancia a las cosas, incluso a las formas bonitas y luminosas como las de un carámbano.


La oscuridad no me gusta.
Me asusta, como a un niño.
No me gusta hacer casi nada a oscuras.
Ni escuchar, ni hacer música.
Mejor con algo de luz. Aunque sea una vela, alguna vela, o una mirada de atardecer.

Los colores están en nuestra retina.
Es fascinante saber que cada uno pueda ver una realidad con variaciones de tonos distintos.
Aunque me gusten los colores, lo mío es el blanco y negro.
De hecho, siempre hubiera querido ser pianista.


Un mundo sin música?
No quiero imaginarlo.
No me apetece el ejercicio.
Bueno... sin música artificial, o humanizada, tal vez.
Porque la música está en nosotros, si es que vivimos.


Te explico.
Es un pensamiento que tuve justo este verano, de esas cosas que se te ocurren y ya son parte de ti.
Estaba bañándome en el Mediterráneo, en Benicassim.
A veinte metros de la arena ya empezaba a no oírse el ruido de la gente. Escuchaba nada más que las olas que rompían contra mi cuerpo. O que me acariciaban sutilmente. Abrazos líquidos envolventes.
Decidí meter la cabeza debajo del agua y escuchar.
Si lo haces, mirando al cielo, por arte de magia desaparece todo.
Se anula el mundo, y el tiempo.
Y escuchas tu cuerpo. Puedes notar tu respiración, y tus latidos , hasta el ruido que hacen tus tendones tirando del músculo.
Todo resuena debajo del agua.
Es la música del cuerpo humano.
O ahora que lo pienso, también puede ser la voz del mar, y su corazón, o el de alguien que se esté bañando en el mar helado de Finlandia.
En efecto, ahora que lo pienso...


Qué es el punto de compatibilidad de las cosas? qué cosas? me gusta el blanco y el negro. Por lo general, son compatibles con todas las cosas.


Carámbano existe.
Claro que sí.
Todos los sueños existen.


Pregunta:
Estas feliz?
Respuesta.
Sí.


Los niños tienen abrigo verde porque así lo decidió Javier del Sastre, que es poeta y diseñador de moda, y costurero de heridas ventriculares. Pero en eso último, no es tan bueno que como diseñador.


Cumbre
Cueva
Sonrisa
Azul
Deseo


Desde la cumbre,
nada más que inspiración y expiración.
Y un deseo azul,
de horizonte infinito, indefinido.
Gotea y gotea, en la cueva oscura,
y se espera la sonrisa, por fin, de la vida
más allá de sus muecas engañosas.


Me han salido más de 5 líneas, pero al fin al cabo, los limites y los números no existen.

(J + S, noviembre 2013)











sábado, 9 de noviembre de 2013

Carámbano y la señora Paca hablan en francés


Malasaña, además de ser mujer y de llamarse Manuela.

Malasaña, además de ser hija de un panadero francés y de levantarse contra los franceses.

Malasaña, además de tener el ceño fruncido, debe ser un país imaginario, o una ciudad por construir.

En la ciudad de Malasaña hace muchos años que un jovenzuelo se tropezaba por sus esquinas de pan y se enredaba las piernas con los gatos que por allí se retorcían y le hablaban en francés.

Ahora ya no hay franceses contra los que levantarse. Los franceses, antes ufanos y enemigos, se convirtieron en personas sencillas, dulces y amables que, eso sí,  hablan un idioma raro, yo creo que deben hablar alemán o algo parecido.

Ahora en Malasaña, todas las noches se levanta la señora Paca. Mujer sencilla, dulce y amable que abre las puertas de su casita a todo caminante que por allí se deje caer. Con Carámbano no hizo una excepción.

Por ello Carámbano, también sencillo, dulce y amable decidió destilar unas gotitas de su temperatura congelada en la casita de la señora Paca. Buen lugar para reencuentros.

Este jueves, a pesar de que los jueves no existan, Carámbano deslizará, entre esquinas de pan y gatos enredados, un trocito de su esencia. Para que le vayan conociendo los franceses y el resto de la humanidad posible.


Media horita de Carámbano en una casita singular del madrileño barrio de Malasaña, que muy pronto será una ciudad, o un par de países. Sin levantamientos.


(J + S, noviembre 2013)


Café- Bar La Paca
C/ Valverde, 36 - Madrid-





Cultura enamorada


Dicen por ahí, se rumorea, escuché por azar que la cultura, hermosa y sutil dama. Sensual y atractiva como siempre, se fijó en Carámbano. Al salir de casa.

Era sábado y aún no era la hora del vermuth.

Le miró, como el que no quiere la cosa, de arriba a abajo, con descaro. Y le sonrió. Luego esquivó la mirada, femenina y distante, con cierto orgullo.

Carámbano se quedó petrificado, sorprendido y congelado en la memoria de ella siempre.

Luego se miraron de reojo. Sonrojo.

Hasta en los periódicos salió la noticia.

Era sábado y aún no era hora la hora del vermuth.


(J + S, noviembre 2013)



http://www.culturamas.es/blog/2013/11/07/carambano-poetica-en-claves-de-blues/

sábado, 2 de noviembre de 2013

Poema para cierta inquilina (A modo de carta intencionada)



Esta mañana abro la ventana y resulta que hace sol, tal vez hasta calor para las fechas que corren. Me pondré unas gafas de sol para ese sol, me haré una coleta de madera y saldré a pasear. Hoy hace un bonito día para todo.

Una mañana rara del mes de noviembre, un mes raro con su mañana incluida. Noviembre yo creo que no es un mes de este calendario, poco tiene que ver con el resto de los meses. Yo creo que noviembre no es un mes en realidad. Noviembre es un paseo, una mirada furtiva detrás de un árbol, una carta escondida en un cajón escondido, un cromo despegado, un cronómetro marcha atrás, un duende exagerado, un vómito del rey de las nubes, una cascada de bolas de billar, un latido desacompasado y sin actitudes, una herramienta del juglar, una flecha de punta roma, un antifaz de pirata tuerto, un texto sin punto y sin coma, una cremallera del pantalón de cualquier muerto, un piar de pájaros en tu ventana que se abre y resulta que hace sol.

En el cruce de la Senda de los Tilos con la Senda del Agua me detuve, hacía calor y comencé  a rememorar la tarde noche de ayer. Un carámbano acogido por una inquilina amable y hasta hermosa, un poco ruidosa y revoltosa.

Un pasillo semioscuro lleno de ojos y hasta de oídos curiosos. Un eclipse de luna que se viene abajo, dos bueyes tirando de un carro, un técnico de electricidades trabajando a destajo, unas gotas de lluvia, ese gato que no hay quien le dome, un minuto de olas golpeando un silencio que todo lo enturbia, buenas personas, buenas vibraciones, una escalera y sus carcomas, y por lo menos un millón de canciones.

Ayer fue una buena tarde. Ayer se cumplió esa máxima que nos trata de convencer que el tiempo no existe. O tal vez el tiempo, a lo sumo, solo sea otro mes anodino del calendario.

Cuando Carámbano, ya de anochecida, salía por la puerta de esa inquilina, llevaba bajo el brazo una carpeta repleta de sentimientos y una propuesta para esa dama que durante una tarde otoñal le acogió, la de hacerle un poema, la de cantárselo al oído… y ella lo aceptó.

Yo les escuché, que estaba al lado.

Dejando atrás el cruce de la Senda de los Tilos con la Senda del Agua comencé a pensar en las cosas. En las cosas que nos  recorren el camino. Camino lleno de cosas, de opiniones, de guitarras, de ilusiones, de zamarras, de transacciones, de pulsiones, de ocios, de deudas, de osos y de negocios.

Palabras.


La palabra  negocio lleva asociada una cierta dosis de no buenas sensaciones, sin embargo ayer pude comprobar que también los negocios pueden ser hermosos. En realidad este “negocio” que destila poesía y otras sutilezas es algo hermoso, te lo prometo.

(J + S, noviembre 2013)