Carámbano apareció en un baño de señoras un 14 de noviembre.
Hacía frío y las calles nevaban hojas de árbol, sin ojos nevados. Recordó a
Aqueo de Eretria, entre baldosines blancos y juegos de silbidos de viento. Todo
estaba oscuro azulado. Todo comenzó a destilar teatro puro, teatro de aquel que
ya apenas recuerda nadie.
Stefano pasó cerca y, sin querer, olió a teatro detrás de su
nariz resfriada. Hacía frío y en las calles bailaban miles de hojas de árbol
que nevaban silbidos de viento, en una ventana de un baño de señoras.
Nos pusimos a pensar. Curiosa palabra. Curiosa manera de
pensar el tiempo. Después Carámbano se puso, frenético, a estudiar todos los
textos de todos los autores clásicos, que alguna vez hubieran soñado con carámbanos
descolgados de las nubes.
Y en ello está.
Después, de un perchero colgaba un eclipse.
(J + S, diciembre 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario