Una vez vi colgada de una pared llena de ojos a una guitarra sin cuerdas.
Una guitarra que empezó a contarme una historia de un hospital de locos, o de leprosos, o de sifilíticos mentales.
Una vez vi colgada a una guitarra que sonaba como si tuviera seis cuerdas... a veces cuatro.
(J + S, junio 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario